ALMENDROS EN FLOR

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Hoy nos levantamos y deberíamos saludar al mes de marzo, pero por mor de los ajustes rotatorios aún seguimos en febrero. Deberíamos ser felices por el día regalado, un ‘extra point’ que marcarían las máquinas recreativas, pero, ¿Quién lo ve así?. El urbanita lo afronta como un día más de trabajo que no se le añade a la mensualidad, el mundo rural por no ser menos tampoco lo ve con buen ojo.

Reza el dicho popular que ‘en año bisiesto la cosecha cabe en un cesto’, jocosa sentencia popular que a la vista del devenir de los acontecimientos, parece dar toda la razón al mismo.

A 21 días de proclamarse la primavera, de aquel manto verde que debería cubrir los campos, solo queda el añorado recuerdo de mejores tiempos pasados, la sequía, la carencia de la ‘sangre’ que hace reactivarse la naturaleza, nos deja una estampa monocroma, donde rompen la monotonía los ramilletes de flores blanquecinas que nacen de la ruda corteza del almendro.



Cumbres de Cazorla: de Puerto Llano a La Fuente del Artesón

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TENERIFE: San Cristobal de la Laguna

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Seré breve, pues breve fue la visita a esta villa, patrimonio de la humanidad, centro histórico de la isla, de calles señoriales y abigarrado pasado. Imbuido en dicho esplendor, me acerqué a la ciudad con ánimo de ver y gozar de tanta maravilla.

El día amaneció nublado y a las puertas de La Laguna lloviznaba a la par que soplaba un viento gélido, que a pesar de ser agosto, pareciera bajar de las mismísimas cumbres nevadas del Teide, lo que me hizo fruncir el ceño.
Sus calles las vi y volví a ver, mientras dando vueltas una y otra vez buscaba, sin hallarlo, un lugar donde estacionar mi pequeño utilitario. Tras no menos de una hora de intentarlo en vano, por fin pude poner pie en tierra, y con un cielo plomizo y el bendito viento, me dispuse a recorrer sus calles. Por si fuese poco calvario, quiso el azar que fuese éste el día de descanso de casas señoriales y museos, ¡todo estaba cerrado!, así que tras callejear sin rumbo definido a la espera del mediodía, llegó la hora del avituallamiento y una nueva odisea en busca de mesa y mantel, que quien lo diría que en una ciudad de cien mil almas pareciera que allí no comía nadie que no lo hiciese en su propia casa.
Así fue la visita, dos veces breve, a tan laureada villa, de la que partí con la pena y la Gloria con que llegué.
Y que me perdonen los laguneros por la pobre imagen que dejo de su ciudad, pero como el dicho popular proclama: ‘cada cual cuenta la feria como le fue en ella’



Cumbres de Cazorla: de Puerto Llano a la fuente del Artesón. (I)

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Pateando por las zonas altas del parque, partiendo de Puerto Llano, al pie de la cumbre que corona el mismo, el Cabañas (2026 m.), se pueden iniciar varias rutas que nos permiten por la altura en que discurren sus sendas y pistas, el poder contemplar la práctica totalidad del Parque
Desde tan privilegiada atalaya natural, y al alcance de nuestros ojos, la mirada se nos perderá por el discurrir del valle del Guadalentín, en la Sierra del Pozo, hasta la silueta en el horizonte de Sierra Nevada, desde la Cañada de las Fuentes al valle del Guadalquivir y desde el vecino Parque Natural de Castril a la silueta de otra de las cumbres emblemáticas del parque, El Banderillas (1993m).
Es sin duda un lugar idóneo para encontrar en el horizonte aquellos lugares que ya has visitado, o los que aún siguen en tus planes de futuro. Inigualables vistas en un lugar apartado, a la orilla de los márgenes del parque, menos visitado que el valle del río, y sin lugar a dudas, de los más atractivos del mismo.



¡SI QUERÉIS SACAMOS EL SANTO, PERO PARA LLOVER NO ESTÁ EL CIELO!

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Cuenta un dicho popular muy socorrido entre los mayores de nuestros pueblos, que en cierta ocasión, los lugareños ante una sequía tan contumaz como la que nos atrapa actualmente, viendo peligrar sus cosechas, acordaron ir a hablar con el párroco y proponerle sacar en procesión al Santo patrón del pueblo en rogativa por las tan necesitadas lluvias para sus campos.
Llegados a la casa parroquial y expuesto a su inquilino el motivo de la visita, salió este a la calle, y fijando su mirada en el cielo les respondió con tan célebre frase: “si queréis sacamos el Santo, pero que sepáis que para llover no está el cielo”.
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Viene esto a colación de la pertinaz sequía que asola nuestros campos últimamente. Tras dejar atrás un otoño que pasó por nuestras vidas tan efímero como poco productivo, al igual que Mr. Marschall en la recordada película de Berlanga, andamos metidos de cabeza en un desolador invierno, mas seco aún y con una secuencia cotidiana de heladas que están dejando nuestros campos en sembrados nonatos y pantanos que dejan ver sus escondidos fondos.
Hubo antaño sequías prolongadas y sin duda las habrá en el futuro, pero el paisaje que nos encontramos si nos acercamos a nuestros campos, montes y embalses no presenta, cuanto menos, atisbo de esperanza.


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