Los Tres Estanys (3 de 3)

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Avanza la tarde, que en lugar de mejorar, empeora. Ahora la lluvia es permanente, aunque de variable intensidad. Dado lo que aún me queda por andar, no puedo perder más tiempo esperando una posible mejoría, así que resguardando la cámara en la mochila y pertrechado de la capa de agua emprendo el regreso bajo una pertinaz lluvia. Desde los Tres Estanys la senda baja hasta el contiguo Estany de Ventolau y desde allí a media ladera hasta el refugio que tan buen servicio me hizo a la mañana en el Estany de la Gola. El sendero por esta parte está menos marcado, supongo que no resulta muy atractivo bajar por una ladera empinada, pero yo lo tengo que hacer y con lluvia. Me cuesta más tiempo del deseado, pero el terreno a ratos embarrado obliga a bajar con prudencia. A la altura del refugio a la lluvia se le añade la niebla que por momentos invade el fondo del valle tras de mí.



Si hay que caminar bajo la lluvia es soportable mientras vayas mínimamente equipado, pero seguir el trazado de un sendero envuelto en niebla es otro cantar. De modo que la bajada toca hacerla a paso ‘legionario cabreado’ mientras me pisa los talones la niebla que inunda valle abajo con voracidad. El ultimo km hasta el coche, por suerte ahora por pista, la niebla me adelantó, y pude respirar con alivio pese a que no veía ni mis propias botas. Llegar al coche, cambiarme de ropa, desaparecer la lluvia, la niebla y acabar en una preciosa tarde soleada de verano fue un visto y no visto. Todo daba a entender que la montaña quería que me largara de allí, ¡¡¡pues ya podía decirlo de otra manera leches!!!





Los Tres Estanys (2 de 3)

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Ya que estoy allí y por ahora el día parece dar un respiro decido bordear el Estany de la Gola para hacer unas cuantas fotos y ver qué rumbo toma el tiempo.

LLegando a la orilla norte del Estany de la Gola estoy a mitad de recorrido así que debo decidir finalmente si continuar o volver. El camino que he hecho hasta ahora no presenta mayores dificultades para la vuelta, el que me queda por recorrer es una incógnita. Es mediodía, así que paro a comer mientras espero acontecimientos para decidir qué hacer.

Finalmente pesan más las ganas de llegar hasta Los Tres Estanys que la idea de volver sobre mis pasos, así que emprendo la subida al escalón que separa estos del Estany de la Gola. Nada más llegar a las orillas del trio de lagos en poco rato vuelve a cubrirse por completo el cielo, era normal si pensamos que las tardes en Pirineos son de lluvia casi segura, y comienza de nuevo a llover. Aprovecho los parones para hacer algunas fotos, y los otros, al amparo de alguna roca, maldiciendo la mala suerte de estar en un lugar tan bello, en un día tan apestoso.

Los tres Estanys (1 de 3)

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Datos técnicos: -Distancia: 9 km -Desnivel: 800m
De inicio se trataba de hacer la ruta de los Tres Estanys, situados en la divisoria entre el Valle de la Noguera Pallasera y el Vall de Cardós. Tras llegar a Valencia d'Aneu por donde pase hace un tiempo camino del Estany de San Maurici (P.N. de Aigüestortes) continué en dirección a Cerbí, desde aquí y por pista forestal se accede al Planell de Sartari, al pié de la Sierra Mitjana.
En este punto se inicia la ascensión, primero al Estany de la Gola, para después girando al este, buscar los Tres Estanys, circundados por los Picos de Ventolau, dels Tres Estanys y la Coma del Form. Un plan perfecto y una ruta la mar de interesante, claro que a veces uno no cae en la cuenta de los 'invitados imprevistos'.

Nada más preparar los bártulos para salir hacia arriba comienza a llover, así que toca refugiarse en el auto y esperar acontecimientos. Al cabo de una hora escampa, la mañana avanza y sigo en el inicio, el asunto no pinta muy amigable y el día sigue inestable. Dudo qué hacer, y finalmente decido emprender la ruta: iré decidiendo sobre la marcha.
Desde el Planell de Sartari hasta el Estany de la Gola, me veo obligado a parar dos veces más por la intensa lluvia, más aún, llegando cerca de este último, una fuerte tormenta de granizo me obliga a cobijarme en un refugio de reciente construcción, tan nuevo que ni en el mapa consta, junto a un grupo familiar de montañeros de la tierra, mal pertrechados o confiados en el clima de verano, que llegan empapados hasta los huesos y se afanan en encender un fuego con el que aliviarse.
Tras dos horas la impetuosa tormenta parece darnos un respiro aunque el horizonte que nos rodea sigue amenazante. El grupo decide aprovechar la pasajera bonanza para regresar a su hotel, mientras un servidor sigue con las mismas dudas ¿sigo o doy media vuelta?

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