Donde el Estany de Mariola (3 de 4)

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Tras superar la pedrera por donde mejor se puede, (aquí no hay sendero que aguante el deslizamiento de rocas) alcanzo el collado que separa Roca de España (2521m) del Pic de Mariola (2661m). ¿Las vistas? mejor que describirlas con palabras haceros partícipes con las imágenes, tanto a mis espaldas ahora con vistas aéreas del recorrido hecho, como hacia abajo, la figura del Estany de Mariola y la cuerda de cumbres al otro lado del valle son indescriptibles. Apenas se aprecia una porción del estany, pero ya deja ver que por algo es el segundo más grande de Cataluña.



Inicio el descenso hasta su orilla con la ilusión de poder recrearme con la cámara y en esos pocos minutos de bajada, entre toma y toma, me alcanza la tarde típica de Pirineos. Puede ir el día soleado sin apenas nubes en el cielo, pero es llegar media tarde y sin saber cómo ni de donde en un plis plas, se te cuela encima un manto de nubes bajas que te arruinan las vistas, y así llegaron, por el norte, ocultándome la visión hacia la collada del Montarenyo y el pico de igual nombre en la línea fronteriza junto al Port de Tavascán.















Donde el Estany de Mariola (2 de 4)

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Algo más arriba, a la altura de La Pleta de l'Arenal y tras dejar atrás el Río d'Escobes que baja con las aguas que rebosan del Estany de Mariola y la Borda Palomera, se alcanzan los 2000m de altitud con la consiguiente desaparición de la zona arbolada que da paso a pastizales, reino de rebaños de vacas y caballos.

Ahora por terreno menos empinado en poco tiempo alcanzo la Pleta de Fangassal y el primer estany de la jornada: el Estany de Mollás a 2012m, pequeño y redondeado.


A partir de aquí se divisa en la otra margen del valle el sendero que sube al refugio de Enric Pujol bajo el circo de los Estanys de la Gallina. En este punto debo girar hacia el norte buscando el collado que me de paso a la otra vertiente.


Tiro de mapa, tan esquemático que no marca sendero alguno por donde continuar, así que habrá que usar de intuición y vista. Al noroeste del Estany de Mollás se aprecia un collado por el que poder acceder a la cuerda divisoria, habrá que probar suerte.


No tiene el asunto mayor dificultad que esquivar el matorral y alguna roca, siguiendo esas digamos sendas que trazan las vacas en sus periplos entre pastos.Una vez arriba y tras superar un promontorio descubro al fondo los Estanys de la Ribereta y la Ribereta de Dalt, pequeños y contiguos, estos si figuran en el mapa, y justo debajo de ellos descubro el sendero que allá abajo perdí, se trataba de algo tan sencillo como haber seguido por el fondo del valle. Bueno, sacando el lado positivo he acortado algo de camino y hasta podría bautizar una nueva ruta. :)



La continuidad ahora no tiene pérdida, la senda más o menos marcada asciende a través de una pedrera hasta la zona más baja del collado. Es momento de hacer un alto y dar cuenta del bocadillo.










Donde el Estany de Mariola

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Era el primer día , fuerzas, ilusión, ganas... el 'depósito' estaba hasta arriba y la predicción meteorológica daba bueno. Así las cosas podía acometer una ruta de diez para empezar el melón.
El Valle de Cardós lo recorre el rio de La Noguera de Cardós que poco más arriba del pueblo de Tavascán se divide en dos: hacia el norte discurre el Rio de Lladorre, al noroeste lo hace el Rio de Tavascan. Hacia este último dirijo mis pasos.
En pocos kms carretera arriba y tras dejar atrás el Camping de Bordes de Graus, se accede a Quanca, la carretera continúa subiendo hasta la estación de esquí y el refugio de la Pleta del Prat a la que iré más adelante para subir al Estany del Diable, pero esa es otra ruta que abordaré en otro momento.


Desde Quanca, una pista abierta al tráfico asciende, suave pero cosntante hasta el paraje de la Font de la Costa, donde tanto los que suben a pie como los que optan por los habituales taxis-todoterreno, inician la ascensión al Estany del Port, al de Mariola, o la subida al Port de Tavascán, ruta esta de contrabandistas en tiempos pasados.

Como acostumbro a realizar rutas circulares por no pisar dos veces mis propias huellas (si es factible claro, que aún conservo algo de cordura) a mitad de la pista me desvio a izquierdas por el sendero que a través del Valle de la Ribereta, lleva hasta el refugio de Enric Pujol, antesala del Circo de la Gallina (otra futurible que quedó en el tintero), el resto de andarines con los que me crucé continuó pista arriba, así que a partir de este punto prosigo mi camino con la única compañía de mi sombra.

Tras un breve descenso para cruzar las aguas del Rio del Port donde este se une al de la Ribereta, la senda asciende a media ladera por la margen derecha hacia su cabecera. Hasta aquí la ruta discurre amena y sin grandes penurias bajo las sombras tan preciadas en agosto, de pinos, abedules, fresnos y la atenta mirada de Roca España con sus 2521 m. de altitud.

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