Después de oír tantas disquisiciones sobre el tema, mira por donde, aquí, en esta mi tierra, al noroeste de la provincia de Granada, limítrofe con la provincia de Almería, con una pluviometría de apenas 300mm anuales oficiales, (algunos años no llegamos ni a la mitad), he aquí que se nos presenta un invierno que aparte de una nevada de las que se recuerdan y un inicio de primavera con tres semanas de constante borrasca y varios chaparrones que nos hace tener complejo de “galleguiños” nos lleva a pensar a más de uno que si esto es el cambio climático, pues bien venido sea, y que perdure.
Con paisajes como estos, áridos y descarnados, encajonados en un mar de barrancos poblados por espartales, más propios del desierto africano que del clima mediterráneo, la proliferación de días de lluvia hacen despertarse las cosechas, y tornar el paisaje en verdes a los que no estamos habituados y que miramos con la misma cara de asombro que este triguero (miliaria calandra) .
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