Ordino Arcalis

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Cambiamos de lugar y de país, pasamos ahora al Pirineo andorrano. Este es un país pequeño, no tiene puerto de mar, aeropuerto, línea ferroviaria, pero tiene montaña que es lo que a uno le gusta.



Entre su variada oferta de montaña, bastante concurrida por cierto, inicio el periplo con la ascensión a la estación de esquí de Vallnord sector Arcalís. Nos sonará más Ordino, el nombre del valle por donde sube una serperteante carretera que recordamos por las veces que hemos visto subir los ciclistas en las distintas vueltas. Dura ascensión donde las haya, si ya el auto la hace en marcas cortas y tu 'danzando de un lado a otro del asiento', visto lo visto, hacerlo en bici tiene que ser algo de eso que no deseas ni al peor de tus enemigos.



Ya arriba, y tras pasar por el curioso y gigantesco monumento circular que representa un anillo de acero de cuatro metros de diámetro llamado Arcalís 91 obra del escultor Mauro Staccioli (ejem que me perdone el artista pero una O la hago yo si me dejan un canuto), se llega a La Coma, una explanada herbosa en la cabecera del valle donde hay un bar-restaurante y una zona para aparcar. Desde este punto toca calzarse las botas e iniciar la ruta obligada de estos lares: Lagos de Tristaina.

Donde el Estany de Mariola (4 de 4)

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Las nubes van cubriendo todo por momentos, así que abandono el Estany de Mariola e inicio el descenso hacia el Estany del Port al fondo del valle. Es un descenso frenético, rápido, la senda en poco pierde 300m de altitud y te deja en una especie de cornisa asomada al rio del Port, estoy en Les Borricanyes, una sucesión de pequeñas charcas que aún mantienen algo de agua, junto a prados que satisfacen la pausada vida de una manada de caballos.




Un nuevo giro hacia el norte y de nuevo en rápido descenso hacia el Estany del Port, al llegar a este tan solo una foto testimonial de mi paso, ya que la niebla lo sepulta casi en su totalidad. Poco queda por hacer, así que emprendo el regreso hacia la Font de la Costa, repongo agua fresca y deshago lo andado por la mañana.









Donde el Estany de Mariola (3 de 4)

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Tras superar la pedrera por donde mejor se puede, (aquí no hay sendero que aguante el deslizamiento de rocas) alcanzo el collado que separa Roca de España (2521m) del Pic de Mariola (2661m). ¿Las vistas? mejor que describirlas con palabras haceros partícipes con las imágenes, tanto a mis espaldas ahora con vistas aéreas del recorrido hecho, como hacia abajo, la figura del Estany de Mariola y la cuerda de cumbres al otro lado del valle son indescriptibles. Apenas se aprecia una porción del estany, pero ya deja ver que por algo es el segundo más grande de Cataluña.



Inicio el descenso hasta su orilla con la ilusión de poder recrearme con la cámara y en esos pocos minutos de bajada, entre toma y toma, me alcanza la tarde típica de Pirineos. Puede ir el día soleado sin apenas nubes en el cielo, pero es llegar media tarde y sin saber cómo ni de donde en un plis plas, se te cuela encima un manto de nubes bajas que te arruinan las vistas, y así llegaron, por el norte, ocultándome la visión hacia la collada del Montarenyo y el pico de igual nombre en la línea fronteriza junto al Port de Tavascán.















Donde el Estany de Mariola (2 de 4)

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Algo más arriba, a la altura de La Pleta de l'Arenal y tras dejar atrás el Río d'Escobes que baja con las aguas que rebosan del Estany de Mariola y la Borda Palomera, se alcanzan los 2000m de altitud con la consiguiente desaparición de la zona arbolada que da paso a pastizales, reino de rebaños de vacas y caballos.

Ahora por terreno menos empinado en poco tiempo alcanzo la Pleta de Fangassal y el primer estany de la jornada: el Estany de Mollás a 2012m, pequeño y redondeado.


A partir de aquí se divisa en la otra margen del valle el sendero que sube al refugio de Enric Pujol bajo el circo de los Estanys de la Gallina. En este punto debo girar hacia el norte buscando el collado que me de paso a la otra vertiente.


Tiro de mapa, tan esquemático que no marca sendero alguno por donde continuar, así que habrá que usar de intuición y vista. Al noroeste del Estany de Mollás se aprecia un collado por el que poder acceder a la cuerda divisoria, habrá que probar suerte.


No tiene el asunto mayor dificultad que esquivar el matorral y alguna roca, siguiendo esas digamos sendas que trazan las vacas en sus periplos entre pastos.Una vez arriba y tras superar un promontorio descubro al fondo los Estanys de la Ribereta y la Ribereta de Dalt, pequeños y contiguos, estos si figuran en el mapa, y justo debajo de ellos descubro el sendero que allá abajo perdí, se trataba de algo tan sencillo como haber seguido por el fondo del valle. Bueno, sacando el lado positivo he acortado algo de camino y hasta podría bautizar una nueva ruta. :)



La continuidad ahora no tiene pérdida, la senda más o menos marcada asciende a través de una pedrera hasta la zona más baja del collado. Es momento de hacer un alto y dar cuenta del bocadillo.










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