Publicado por
Juan
Como en una fábula, un buen día "la pelirroja", cansada de ver deambular de un lado a otro a esos "peazo animales" tan raros, sin apenas pelo en sus cuerpos, y que caminan sobre sus dos patas traseras tan elegantes o más que ella misma, decidió bajar de lo alto del árbol y hacerles una visita.
No sin recelo en un principio, poco a poco fue entendiendo que no eran un peligro latente, salvo algunos de sus retoños que corrían tras ella o lé hacían aspabientos con las manos.
Más adelante, descubrió que almacenaban parte de los alimentos que no comían al momento en unos canastos redondos, al igual que hacía ella en previsión de tiempos menos prósperos.
Un buen día, animada por algo de hambre, se aventuró en uno de esos escondites de comida de los seres extraños. En la naturaleza, la supervivencia es del más listo o el más pillo.
Ante su asombro, vio que no la atacaban, y tan solo uno de ellos que sujetaba una extraña "piña negra" en las manos y que se la ponía delante de los ojos se le acercó con sigilo. Demostrando una confianza a medias, la pelirroja siguió a lo suyo, saqueando la despensa en beneficio propio, mientras aquel tipo raro seguía con la piña negra delante de sus ojos, inmóvil, y solo de vez en cuando, movía un dedo al que seguía un "clic", miraba la piña y sonreía.
"Les estoy vaciando la despensa y el tipo ese sigue con la piña esa que me da a mí que no tiene piñones, estos humanos son tan raros."