El Valle de Benasque es como unos Pirineos concentrados en un solo plato. A cuatro pasos de tu alojamiento tienes todas las posibilidades que imagine tu mente y aguanten tus pies. Son infinitas las variantes de rutas y paisajes tan solo limitadas por el tiempo de que dispongas: Valle de Remuñé, Aigües Pases, Gorgütes, los Valles de Estós, Eriste, del Esera...
Todos los días una ruta, todos los días una buena caminata y tan campante. A la mañana siguiente las ganas de conocer algo nuevo que quizá iguale o supere a lo de ayer te hace olvidarte del cansancio, y al final quieres más.
Y aún quedando tanto por descubrir en Benasque, quise ver la otra cara del Pirineo, la que mira al norte, así que puse rumbo al Valle de Arán.
El Valle de Arán es una montaña más verde, más húmeda, e igual de atrayente e imponente: La Artiga de Lin, Uelhs deth Joeu, Sauth deth Pisth, Valle de Gerber, Lacs de Baciver y el colosal Circo de Colomers. Por si fuera poco, una vuelta por el P.N.de Aigüestortes: Valles de San Nicolau y Espot.
Dieciocho días, dieciocho rutas. Aún hoy me cuesta creer que aguantara aquel ritmo. El año pasado fallé a la cita. Había visto una parte representativa del Pirineo (todo dudo que lo haya visto nadie), pero aquellas montañas de tanto en tanto vuelven a mi mente, son recuerdos imposibles de olvidar, posiblemente estarán conmigo mientras viva, así que este año volví a tropezar con la misma piedra, con el mismo Pirineo, tozudez se le llama a eso.
Esta vez el planteamiento tenía que ser más relajado, los años pasan y las piernas te lo recuerdan a cada nuevo paso que das, no podía acaparar tanto en tan pocos días, pero si seguir degustando aquel pastel.
Así las cosas, en esta ocasión deambulé por rutas más livianas y en menor número por el Valle de Cardós en el P.N. de L'alt Pirineu, y alguna incursión por el Cadí-Moixeró, aderezadas con alguna ruta por la vecina Andorra.No son grandes pateos, pero sigue siendo montaña, siguen siendo Pirineos, ellos y yo seguimos juntos al fin y al cabo.
Continuará...